Vacaciones solidarias. La experiencia de Camila Gallo.

Como ya hemos contado anteriormente en este medio, la dulcense Camila Gallo, trabaja en la empresa telefónica Movistar, la cual promueve las vacaciones solidarias entre sus empleados. Camila participa activamente del programa de voluntariado que lleva adelante la empresa, donde se motiva a los empleados a desarrollar tareas solidarias en distintos lugares del mundo. Una de

Feliz. Camila Gallo con sus Vacaciones Solidarias.

Feliz. Camila Gallo con sus Vacaciones Solidarias.

Como ya hemos contado anteriormente en este medio, la dulcense Camila Gallo, trabaja en la empresa telefónica Movistar, la cual promueve las vacaciones solidarias entre sus empleados. Camila participa activamente del programa de voluntariado que lleva adelante la empresa, donde se motiva a los empleados a desarrollar tareas solidarias en distintos lugares del mundo. Una de esas motivaciones, es participar de las vacaciones solidarias, donde en el tiempo de las vacaciones, los empleados desarrollan una actividad solidaria dentro o fuera del país.

La convocatoria a las Vacaciones Solidarias, cuenta Camila, se realiza anualmente por el programa de voluntariado corporativo en veinte países donde Telefónica está presente a través de su acción comercial. Este año se presentaron alrededor de setecientos voluntarios, de los que fueron seleccionados cien para realizar acciones sociales en Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú. De estos cien fuimos trece los que recibimos la grata noticia de viajar a México, cuatro españoles, tres brasileros, dos peruanas, una alemana, un venezolano, un chileno y yo de Argentina.

Puntualmente en Argentina, nos anotamos ochenta personas, de las cuales doce fuimos preseleccionadas para pasar a la selección final en España, desde dónde informarían los cuatro nombres elegidos para participar éste año. Pero para nuestra sorpresa fuimos ocho:  tres a Colombia, dos  a Ecuador, uno a Perú, uno a Chile y yo a México, por lo que me tocó viajar sola desde acá.

Alumnos de la Escuela que recibió el proyecto.

Alumnos de la Escuela que recibió el proyecto.

Nuestro proyecto se llama: “Construyendo nuestro proyecto de vida. Jornadas lúdicas” cuyo objetivo fue que niñas y niños elaboren un proyecto de vida a tres años, que les permita reconocer sus fortalezas, habilidades y una visión personal de lo que pueden lograr. Además se sensibiliza a madres y padres de familia, para que apoyen a sus hijas e hijos para que realicen las acciones proyectadas. Como cierre a la actividad, se pretende sensibilizar a la comunidad sobre la importancia que tiene un proyecto de vida en niñas y niños a través de una obra de teatro realizada por los propios participantes y lo desarrollamos en la escuela “Pedro Romero de Terreros” en la comunidad de Panales. Ubicada a 20 minutos en transporte público desde Ixmiquilpan.

Patio de la escuela de Panales. México.

Patio de la escuela de Panales. México.

Sobre la situación social que se encontró Camila, relata: específicamente la comunidad de Ixmiquilpan se encuentra bajo un contexto social de migracióntrabajo infantil, en el cual la aspiración de los más jóvenes se transforma en cruzar la frontera para poder ganar dinero como lo ven en sus casas, y no contemplan cualquier otra realidad aunque ellos mismos la puedan construir. El trabajo infantil se divide en actividades agropecuarias y de servicios, principalmente trabajo doméstico y comercio informal o formal. Realmente me sorprendí mucho cuando llegué a Panales, una comunidad de 1000 habitantes aproximadamente, me encontré con un pueblo muy similar a mi pueblo natal, La Dulce. Era un placer ver esas calles pintorescas, las casitas humildes pero todas prolijas y los nenes jugando en las calles; todo rodeado de grandes cerros y mucha vegetación. La infraestructura de la escuela está muy cuidada, tienen un gran patio, tribunas techadas, amplios salones y un comedor inaugurado recientemente.

La convocatoria inicial era para niños y niñas de entre 10 y 16 años, esperándose que concurran alrededor de veinte niños. Pero para nuestra sorpresa en Panales, asistieron casi sesenta niños de entre 5 y 16 años. Por lo que los dividimos en dos grupos de trabajo: los más chiquitos entre 5 y 7 años; y los más grandes entre 8 y 16 años. El objetivo del proyecto fue que los niños puedan elaborar un proyecto de vida a tres años, es decir que puedan conocerse a sí mismos, sus cualidades y fortalezas; así como también identificar otras realidades, oficios y profesiones. Fue así que en el primer encuentro, luego de la presentación del taller con los niños, de las promotoras y de nosotros como Voluntarios, se les pidió que se presenten con nombre, edad y qué querían ser de grandes. Y para nuestra sorpresa, hasta los más pequeños querían continuar con sus estudios en un futuro, seguir un oficio o carrera. Desde ese momento nos dimos cuenta de que teníamos que apoyar e incentivar esos sueños y  que necesitábamos contar con el apoyo de sus familias. Así como también supimos que nuestros días allí dejarían una marca imborrable en esos niños que nos miraban asombrados por tener una profesión, una familia, un trabajo y a pesar de eso haber viajado desde tan lejos para ayudarlos a ellos.

Escuela de Panales. México.

Escuela de Panales. México.

Camila es voluntaria desde el 2011 que ingresó a trabajar en la compañía. Cuenta que siempre fue un anhelo  poder ayudar más allá de las fronteras de la zona de Mar del Plata donde trabaja y esto se podía materializar participando en las Vacaciones Solidarias. En 2013 quedó como suplente, en caso de que algún Voluntario desistiera de su postulación. Y éste año se volvió a postular cuándo se abrió la convocatoria en Febrero y en Mayo le confirmaron que estaba seleccionada para viajar a México y nunca dudó en donar sus vacaciones,  ya que sabía que sería una experiencia única e irrepetible.

Durante las Vacaciones Solidarias, tuvo un fin de semana libre, en el que fue a conocer las pirámides de Teotihuacan y Tula durante el sábado; y las grutas de Tolantongo el domingo. Luego de terminado el período de las Vacaciones, fue con nueve de los voluntarios para Distrito Federal y a la península de Yucatán, para recorrer y conocer un poco más del país.

Luego de haber realizado esta experiencia solidaria, Camila no se conforma, me encantaría volver a ir, dice entusiasmada. Siento que hay mucho por hacer y que los talleres que realizamos marcaron un antes y un después en la comunidad. Uno de los niños, que había abandonado el secundario, se acercó el último día del taller y nos dijo que después de las dos semanas compartidas entendió que podía superarse a sí mismo y que para ello debía a retomar sus clases. Creo que esa vida cambiada merece que todos nos animemos a hacer actividades como estas.

Ésta experiencia deja una marca imborrable en mi vida, dejé una parte de mi corazón allá y me traje mi mochila llena de emociones, del recuerdo de esas sesenta sonrisas que nos esperaban a diario y corrían a abrazarnos, de las vocecitas que pedían que no los olvidemos y prometían seguir adelante con su proyecto de vida. Sé también que allá tenemos un grupo de trece promotoras que nos esperan ansiosas, que por el mundo tengo doce nuevos amigos y compañeros de aventuras. Éstas Vacaciones Solidarias me llenaron de energía y marcan el inicio de muchas nuevas experiencias solidarias a futuro.

Como sabemos que en las Vacaciones Solidarias se puede participar solo una vez, ya estamos organizando con los voluntarios y la coordinadora de Fundación Telefónica México unas vacaciones solidarias informales para el 2015/6, donde no sólo nos reencontremos en un país neutral, sino que también colaboremos con alguna ONG local.

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