Barbieri tiene 40 años, es Técnica en Gestión Contable e Impositiva y ejerce como profesora de secundaria. Está casada con Mauricio Igartua, empleado de la Cooperativa Eléctrica y tiene dos hijos: Bautista e Isabella.

En el 2015, Daiana tuvo que donar sangre porque una sobrina había sufrido varios accidentes cardiovasculares y necesitaban reponer el banco de sangre. “En ese momento, viajé a  Necochea y doné sangre para ella. Ahí mismo, me preguntaron si quería ser donante de médula ósea y acepté. Me extrajeron un poco más y llené unos formularios con mis datos para quedar registrada”, explica.

La última semana de diciembre del 2020, Daiana recibió una llamada de un número desconocido y le comentaron que era compatible en el 100% con un paciente de España. “Ahí me volvieron a consultar si me seguía interesando ser donante de médula y acepté. Me explicaron los pasos a seguir. Tuve que volver a  viajar a Necochea y ahí me volvieron a extraer sangre para descartar que no hubiese ninguna enfermedad infecto-contagiosa desde el 2015 a la fecha actual”, señala.

Barbieri, va a donar células progenitoras hematopoyéticas, es decir,  células madres. La paciente recibió la información sobre los dos métodos para donar y un instructivo del INCUCAI para poder hacer efectiva la donación. “En el vínculo parental, solo hay un 25% de probabilidades de compatibilidad, por eso es tan importante ser donante de médula ósea. Uno se convierte en donante pero nunca te imaginas que te van a llamar, fue una gran sorpresa. Estoy muy emocionada y muy feliz de tener la posibilidad de salvarle la vida a alguien”, concluye.

Fuente: Sendero Regional