Diario de Viajeros. Vero y Nacho. «Carnaval toda la vida».

Cuando nos enteramos, hace caso de una semana, que este fin de semana eran los carnavales en Puntarenas sabíamos que estaríamos allí, en parte para disfrutar de un evento masivo y popular, pero también para que mi cumpleaños me encuentre de parranda. Y así fue. Llegamos ayer sábado y logramos poner la carpa en el

Cuando nos enteramos,
hace caso de una
semana, que este fin
de semana eran los
carnavales en
Puntarenas sabíamos
que estaríamos allí,
en parte para disfrutar
de un evento masivo
y popular, pero
también para que mi

cumpleaños me encuentre de parranda.

Y así fue. Llegamos ayer sábado y logramos poner la carpa en el patio de un
conventillo. Fue lo único que encontramos en un pueblo convulsionado y
excitadísimo que copaba todos los hoteles y sitios donde dormir y que se
volcaba a la calle al palo, tomando mucha birra y con la música a fondo.
Puntarenas se encuentra a casi dos horas de San José, así que mucha gente de
la capital se traslada por el fin de semana colapsando los supermercados, las
calles, los restaurantes. El carnaval se desarrolla a lo largo de la costanera,
que tendrá casi dos kilómetros y en su recorrido se puede encontrar de todo:
bebidas, pinchos con pollo, helados, churros, regalos, gorro, bandera y vincha.
Ayer la jornada de carnaval terminó con un recital del hijo de Bob Marley así
que el espíritu rasta vibró como nunca. Era raro encontrarse con jamaiquinos,
bailando y escuchando su música. Pero allí estábamos, en medio de esos pelos
enroscados, pitando cigarros cannabicos que circulaban generando un ritual
intenso y mágico.
Finalmente, lo que cerró la jornada de hoy fue el desfile multitudinario de
comparsas que nos tuvo bailando y moviendo el culo por más de tres horas,
meta un pasito para acá y un pasito para allá.
Hace poco llegamos al
conventillo, muy cansados,
con hambre y sucios.
Las luces del carnaval se
apagan, lentamente, y la
música ya suena
esporádicamente y con un
volumen más bajo. La
caravana de autos con
destino a San José es
una larga fila de autos
parados.
Pienso que mañana la gente se levantará a trabajar, a estudiar, a seguir su vida.
Que vuelve el pobre a su pobreza, el rico a su riqueza, y que esta noche, al menos,
se acabó la fiesta.

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