Deportivo empató de local y a priori esta podría ser una sentencia de tono negativo, ya que en el fútbol chacarero estamos acostumbrados a ver ganar a los locales, por distintas y variadas razones.

Es cierto que podemos pensar en que se perdieron dos puntos, que Villa Díaz Vélez no llegaba de la mejor manera al encuentro, que existía una seria posibilidad de triunfo. Pero también es cierto que el nivel futbolístico del equipo en sus individualidades y en conjunto fue ampliamente superior a lo que se venía viendo.

Desde un Astudillo que respondió en la mayoría de las chances de peligro enemigas con amplia seguridad (a excepción del gol, obviamente, fruto de una  muy buena jugada colectiva de los naranjas) pasando por una extraña línea de cuatro que era de tres por momentos, con Mariano Pistarini sumándose a la mitad del campo para triangular con Luiz y Gonzalía (quien ya empieza a encontrarse sin tanto esfuerzo con sus compañeros) y sobre todo con la ofensiva dinámica de Ríos y Rueda por las bandas para coronar el ataque con Abadíe, siempre peligroso, y un Sebastián Angeli que se siente a gusto en la delantera y lo demostró creando muchas jugadas de peligro por todo el frente de ataque; también hay que rescatar el trabajo de los laterales, que en ocasiones terminaban cerrando para aguantar las tibias contras de los visitantes y la versatilidad que ha ido tomando el juego del “nueve” que además de rematar al arco, asistió y desbordó volviendo su juego aún más impredecible y amenazante para el contrincante.

Es cierto que falta mucho por jugar, pero podemos tener la tranquilidad hoy de que el Rojinegro camina por la buena senda y perdió muy pocos puntos en el momento en el que el equipo menos engranaba.

La que se viene es una prueba de fuego, probablemente la más complicada de la primera fase, ante un eterno candidato y con una cara conocida de peso.

Por Manuel Palacios de A todo gol TV.

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