De qué se trata la marcha «Ni Una Menos».

Cecilia Villanueva, Asistente Social de la Unidad Sanitaria afirmó: «En La Dulce hay muchísima violencia de género. Todo el pueblo debería estar en la marcha».

Cecilia Villanueva y Agustina Pileggi.

Cecilia Villanueva y Agustina Pileggi.

A propósito de la marcha que se realizará en todo el país bajo la consigna Ni Una Menos, dialogamos con Agustina Pileggi, Psicóloga de la Unidad Sanitaria y con Cecilia Villanueva, Asistente Social de la Unidad Sanitaria e integrante de la Mesa de Violencia de la ciudad de Necochea. Con ellas dialogamos para conocer los motivos de la marcha, pero también en qué situación se encuentra nuestra sociedad con el tema de la violencia de género.

Agustina, por tu trabajo, ¿Podes ver que haya más casos de violencia o hay más difusión de los casos de violencia de género?
– Lo que puedo ver yo, es que hay más denuncias y si bien es algo que ya existía, la gente lo vivía más en la soledad de su casa. Sí creo que estamos viendo violencia en parejas de adolescentes y como hemos visto en televisión, han terminado de la peor manera posible, como es el femicidio. Y en su mayoría chicas jóvenes

– En el tema de difundir los casos y en especificar de qué manera se sucedieron los hechos, como el caso tan conocido del músico de callejeros, que luego se sucedieron varios hechos similares de mujeres quemadas por sus parejas, esto, ¿Puede llegar a funcionar como una especie de estímulo para los violentos? ¿Una manera de animarse a ejercer la violencia?
No sé si es un estimulo, si hay estudiosos de los efectos que tienen los medios de comunicación en el psiquismo y se recomienda no dar tanto detalle, al igual que en los casos de suicidio, no se deber brindar la forma y demás.

– Esto es lo que vemos, cada vez que sucede un caso de estos con mucha difusión, suele haber como una seguidilla de casos similares…
Lo que pasa es que sería muy ingenuo creer que alguien tomaría una determinación de estas por haberlo visto en televisión, si no usara ese método, lamentablemente tomaría otro… Y en esta pregunta que haces, si es importante re pensar el papel que tienen los medios de comunicación, para ver qué es lo que se quiere mostrar y desde dónde. Porque una cosa es que se estimule el pedido de ayuda y otra cosa es esto, donde se usa el morbo.

– De acuerdo a la experiencia de cada una ¿Pueden ver que los hijos de parejas violentas son violentos?
Agustina Pileggi: – No necesariamente, a veces la gente tiende a pensar en eso, como que hay una repetición en la conducta, pero eso también es no apostar en nada al sujeto, al hijo, a veces sucede todo lo contrario, he visto chicos, que han presenciado actos de violencia de sus padres y por el contrario, la actitud de ellos es que no pueden ver que se les levante la mano a una mujer.

Cecilia Villanueva: – Yo creo que la esperanza está en que sí se puede revertir, sobre todo en un chico. La apuesta es que se pueda revertir. No se puede revertir a la persona grande que es violento, no digo que es imposible. Es muy difícil. Porque el que no reconoce que es un violento es él mismo. El no se identifica como violento.

– ¿Ustedes pueden ver que haya relación entre las adicciones y la violencia?
Cecilia: -El que es violento, es violento, ¿Qué hace la droga o el alcohol? Lo potencia. Pero no todos los alcohólicos  o drogadictos son violentos y no todos los violentos tienen adicciones, lo que pasa es que mas allá de lo que consuma, lo potencia.

Agustina:El alcohol desinhibe, tanto el alcohol como las drogas, pero coincido con Cecilia, y volviendo a lo anterior, no siempre los chicos víctimas de violencia serán mujeres maltratadas o varones golpeadores, no quiere decir que no existan otro tipo de marcas. No es algo que pase desapercibido, ni para la mujer que lo sufre ni para los chicos que son testigos involuntarios de eso.

– Cecilia que podes contarnos de tu trabajo en la mesa de violencia de Necochea. ¿Qué podes ver o que casos tratan?

– Por lo general, en la mesa de violencia, no se tratan casos particulares, sino temas como estos de organizar la campaña, participamos mucho con las instituciones, somos un montón y ya hace muchos años que funciona la mesa y nos mantenemos estables en la cantidad de instituciones y de miembros que participan. Una de las cosas que se está intentando hacer es tener una estadística de cuántos casos denunciados hay, a qué términos llegan esas denuncias. Porque muchas veces, se hace una primera denuncia y después por diversos motivos, la mujer no continúa con esa denuncia o la retira y otras veces sí se sigue. Es un poco tener un seguimiento de las denuncias y de las sentencias.

-¿De qué manera se puede ayudar a una víctima de violencia?
Lo primero que debe suceder, es que esa víctima lo reconozca.

– No se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado…
Yo he visto casos donde uno sabe que la mujer es víctima, por testimonios de personas de su entorno, casos de mucho maltrato, y cuando lo hablas directamente con ella, no lo reconoce, entonces… ¡ya está! El trabajo de uno es acompañar, orientar,  ayudar a que vea su situación y que pueda hacer el proceso, porque no es tan fácil. Desde un escritorio es muy fácil decir: vos te tenés que ir. ¿A dónde? Son muchos años además. La mujer que sufre la violencia, está desgastada. Psicológicamente, afectivamente,  prácticamente no es ella. Y tiene que ir recuperando esa fortaleza interior y ver que puede vivir de otra manera. No solamente que puedo sino que me merezco vivir de otra manera.
 A veces están tan incorporadas y naturalizadas que están en la práctica cotidiana todos esos mitos. Yo he escuchado gente que dice: y bueno, se lo merece. Y la mujer termina creyendo que se lo merece. El tema de los vecinos, que no se quieren comprometer… yo he escuchado decir es “problema de ellos” ¡Y no es así!  No es problema de “ellos”, es problema de la sociedad, porque si a esa mujer la matan, ¿Cómo te parece que te vas a sentir? Si vos sabías que la estaban golpeando y nos dijiste nada… y a veces el golpe no es solamente una trompada, el golpe también son las palabras, el no servís para nada, el si yo no estoy ¿vos que vas a hacer? Hay un montón de situaciones de violencia, que la mujer las vive como muy natural, solamente se da cuenta cuando pasan cosas como la marcha, donde puede ver reflejada su situación y ahí empieza a decir, yo siento esto… a mi me pasa esto otro… y después por temas de miedo, o por no saber, la mujer no hace nada. Los vecinos son importantes en las situaciones de violencia, porque la mujer víctima de violencia, tiene que saber que puede contar con sus vecinos, que los puede llamar por teléfono, o el vecino, si escucha algo puede llamar a la policía, o si ella tiene que irse de su casa, tiene que tener un lugar a donde ir. Eso se puede articular con los vecinos y de hecho en muchos casos, se ha podido hacer y son los mismos vecinos que la sacan de esa situación.

-¿Cuando esas situaciones se repiten, los vecinos no sienten como el cansancio de decir otra vez le están pegando, otra vez va a venir y empiezan a desestimar ese tipo de ayuda?
Yo creo que el proceso que tiene que vivir la mujer es muy cansador para ella y para quienes la rodean, porque hace varios intentos para irse, y vuelve. O él vuelve y entonces los vecinos piensan: tanto hicimos para ayudarla y está otra vez con él. Son procesos que tiene que hacer la mujer. Es muy fácil desde afuera dar consejos, hay que meterse en los zapatos de esa mujer para ver lo que está sufriendo. Y no es que no quiere, ¡no puede!! O porque no tiene capacidad económica, o porque psicológicamente no puede desligarse del asunto. Necesita un tratamiento previo que la ayude a empoderarse de sí misma para poder hacer eso.

-Así como la mujer no reconoce ser víctima, él no reconoce ser violento…
-“
La culpa es de ella, por eso le pego”. Es muy difícil que el violento pueda hacer un inside y se dé cuenta que tiene que cambiar. El que es violento, es muy difícil que cambie, pero el hijo del violento, sí se puede y hay que hacerlo.

-¿A qué apunta la campaña Ni Una Menos?
Agustina: se pide que las leyes existentes se hagan efectivas. El llamado es a todos, como ciudadanos. Es ver lo poquito de lo mucho que uno puede hacer, porque a veces en los pueblos, pasan cosas lamentablemente que son privadas y están en boca de todos. En cambio cosas que por ahí pueden ser mas riesgosas, más complicadas, como en los casos de violencia, y en algunas ocasiones hay una falta de compromiso y está el yo no me meto, y lamentablemente ahí está en juego la vida del otro. La víctima, en un primer momento, por miedo o por distintas razones puede llegar a naturalizarlo, entonces los familiares, los compañeros de trabajo, los que rodean a esa persona y ven que un día llega con marcas y que no las pueden explicar, pueden ayudar o hacer algo. Hay varios indicadores que uno puede tener. Todos podemos hacer algo para revertir esto, no solamente los psicólogos,  o las leyes.

También hay que cambiar la manera de educar a los hijos, empezar de chiquitos a revisar las cuestiones de los prejuicios, de los estereotipos, esto de que los hombres no lloran, o que las mujeres no  se qué… incluso hasta a veces aparece en forma de broma, que podamos revisar y tomar conciencia de esas pequeñas cosas que llevan a grandes problemas.

Cecilia: -Los fundamentos de esta marcha, que se realizará en todo el país y que La Dulce no puede mantenerse ajena, porque La Dulce tiene muchísima violencia y no la quieren reconocer, y tienen que abrir los ojos,  si siguen así, van a seguir matando mujeres. En este pueblo ya se murieron dos mujeres, pero las que hay víctimas del maltrato, te puedo asegurar que son muchas. Y la gente del pueblo sabe quiénes son y no hacen nada. Esto tiene que ser una marcha que movilice a La Dulce.

Lo que se pide en esta marcha es que el gobierno nacional dicte la emergencia nacional de violencia de género. Que se ponga en funcionamiento un ley sancionada hace cinco años y que quedó en letra muerta y apunta en términos generales a hacer foco en la prevención, conteniendo y apoyando a la víctima, dotar de mayor presupuesto a las políticas de asistencia a las mujeres y principalmente, educando a los chicos en la no violencia. Es todo un cambio de paradigmas. Porque en realidad lo que queda en el chico son conductas aprendidas de violencia y en eso, en la primera pregunta que le hiciste a Agustina, yo he visto casos de gente joven violenta, porque ha sido víctima de violencia. Ha tenido un padre violento. El chico se da cuenta y no quiere ser como el padre, pero si no hace un tratamiento, el primer impulso es la violencia psicológica y te estoy hablando de un caso concreto, de Necochea, donde le dije a una madre, el novio de tu hija es un violento, por las cosas que me iba contando, después me enteré que es padre también era un violento.  Hay casos donde se dan estas situaciones. También coincido con Agustina, que es reversible, sobre todo en chicos.

Para cerrar, Agustina recordó una frase: hay una frase que creo es de Sartre y dice somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. Lo que hacen con nosotros deja marcas, pero también hay que ver qué es lo que puede hacer uno con todo eso. A veces es como dice Cecilia, no hay mucho más que hacerse eco y otras veces si se pueden hacer cosas muy distintas.

Ojala haya mucha gente manifestándose en La Dulce y también muchos hombres acompañando. Me parece que tenemos que ser consientes que es un problema de todos. Es importante que estemos todos.

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