Estado de las calles de tierra en La Dulce.

Desde hace un tiempo, hemos tomado la iniciativa de mostrar en nuestras redes sociales, las callecitas de La Dulce.

Hermosas calles, con veredas llenas de árboles, flores, a veces se nos cruza un vecino, otras, la calle retratada es en la que vivió alguien en su infancia y ahí es donde aflora la nostalgia y aparecen los «Me Gusta» o los comentarios.

Pero no todo es color de rosa en las calles de La Dulce. No por lo menos cuando llueve, donde a los incontables pozos que hay en las calles de tierra, abandonadas por completo desde hace años, se le suman los huellones que dejan los vecinos, que lógicamente, deben usar los vehículos en días de lluvia.

El pronóstico anticipa que las lluvias van a continuar a lo largo de noviembre y diciembre. El único consuelo es que con los días de calor, las calles se sequen más rápido de lo que sucedía en invierno, porque arreglarlas… lo que se dice arreglarlas, no parece que vaya  a suceder, sobre todo, porque en julio de 2014, en una entrevista que nos diera la delegada Fátima Rodriguez, prometía que una semana se iban a estar arreglando las calles, previo arreglo de la motoniveladora. Ya pasó más de un año de aquella promesa y por la época en que estamos… no  parecería que vaya a ocurrir, (ojalá me equivoque).

Por eso titulamos la nota parafraseando el tango de Piazzolla que dice las callecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, viste… Las callecitas de La Dulce, también tienen ese que se yo, tienen algo de magia, algo de nostalgia, algo de recuerdos, pero si nos caemos del asfalto, tienen pozos, abandono, promesas incumplidas y desinterés.

Para muestra basta un botón, dice el refrán.

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